Amanecer:
La noche y la Luna esfumándose hacia lo oculto
Ante el monótono y desafinado cantar de mil aves
Ansiosas por un poco de luz.
El café ya hirviendo
Ante los humeantes trazos
Del cigarro matutino.
El sueño de los infantes
Va guardando sus pequeños monstruos
En el ropero del subconsciente colectivo.
Las vírgenes buscan la forma o el pretexto
Para ocultar a sus madres
La humedad en sus sabanas.
En algún lugar
Nace una nueva y bella canción
Que por nosotros jamás será escuchada.
Explota de nuevo el ruido urbano
Y en las montañas un monje comienza su silencio.
Mi imaginación
Escribe por los muros de la cuidad
Frases de Benedetti.
En el mar
Se hace visible de nuevo la espuma
Y en la orilla los aventureros
Se persignan para partir una vez más.
El rico se pone su Rolex
Y expresa el tedio de volver a la oficina
Mientras la vida se resbala por su cartera
El pobre sonríe y vuelve a soñar.
En los tejados se escuchan ya juguetones los gatos.
En esta habitación
Tu respiración lenta
Musicaliza el espacio entre las cuatro paredes
Una sabana cubre a medias tu desnudes
Y una mano tuya cubre tus senos
Mientras el minutero espera
El momento en que abras tus ojos
Y de tus labios salga un simple
“buenos días, amor”
Creando así con tu presencia
Mi amanecer más perfecto.
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