Yo sabía que en algún lado te encontrabas
Que la brisa que tu rostro mojaba
Fragante se evaporaba
Que mis palabras sin dueña
Con ansia esperaban tu llegada.
Yo sabía que en algún lugar
El reloj del tiempo
En tus manos se congelaba
Y las horas de tu ausencia escurrían inútiles
Hasta dividirse insignificantes en el suelo.
Yo sabía que existía
Ese rostro que aparecía borroso en mis sueños
Ese olor indescriptible que buscaba en los rincones
Esa silueta desconocida de la que hablaba en mis textos.
Yo sabía que esta espera
En tus ojos cobraría sentido
Y en tus besos obtendría valor
Todo lo anteriormente vivido
Que en el rio de nuestras pasiones por tanto reprimidas
Brotaría el árbol de un destino
Regalando frutos con sabor a porvenir.
Yo sabía que cuando llegaras, jamás te dejaría
Mientras solo existías en mi mente y en mi poesía.
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