El tiño sus sueños de blanco
Blanco, como la muerte,
Y cuando en ellos aparece su amada
Intenta en vano desvanecerla
Como el amanecer desvanece a las estrellas.
El camina cansado y aturdido
Sobre restos de ilusiones rotas
Que hieren sus pies
Y sangra tinta
Y forma palabras que no logra comprender.
El sacudió de su mente sus sueños
Y se encontró solo
Entre un montón de porquería
Y las heces fecales
Del fantasma de la agonía
Sufrió el dolor infinito
De no poseer a la mujer amada
La vergüenza del fracaso
El alma degollada.
El busco en Rosario su vida
Y el misterio divino que marcaria su suerte
Y al no soportar una guerra perdida
Acuña busco a la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario