El hechiza al bello Madrid
con su voz ronca,
con la sonrisa sarcástica,
con la facha andrajosa del buen artista.
Con whisky y cigarrillo en mano,
habla de amores,de física y química,de aves de paso.
A sus amigos embriga,a sus enemigos íntimos ignora y respeta.
A la orilla del a chimenea,
le sobraron los motivos,
y le bastaron 19 días y 500 noches
para escribir la canción más hermosa del mundo.
Y así,entre copas,cigarros y canciones de Chavela y José Alfredo,
nos dieron las diez.
Así es mi amigo,
mi confidente,
el maestro Sabina.
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