sábado, 7 de agosto de 2010

PEQUEÑO

Hoy fue uno de esos días en que uno se levanta de mal
humor sin razón alguna.

Salí de mí casa, encendí mi cigarro y me coloque mis
audífonos. Lo primero que escucho: “de pequeño me
enseñaron a querer ser mayor, de mayor voy a aprender a
ser pequeño”. Vaya! Tantos, pero tantos años oyendo
esa canción y nunca había puesto atención o sentido
nada por esa frase. Pero ahora lo veía; la infancia fue
es maravillosa, pero mucho comienza a valer madres en
aquel punto en que nos comienzan a educar ya por un
solo motivo: elige la vida, un empleo, una carrera, una
familia, una pinche televisión inmensa, lavarropas,
autos, reproductores de cd y abrelatas eléctricos.
Buena salud, colesterol bajo, una primera casa, bla bla
bla bla… elige tu futuro, elige la vida. Trainspotting
lo dice muy clara y acertadamente, realmente en eso se
basan nuestras vidas.

Y la verdad todo eso es grandioso, pero donde quedaron
aquellas pequeños placeres que la vida nos regala? Ahí
exactamente, en la infancia. A veces paso horas de
diversión viendo los simpsons, Billy y mandy, los
padrinos mágicos o las repeticiones de Dragon Ball. Es
lo único que queda del niño que un día fui.

Pero tantas cosas he olvidado y ustedes de seguro
también.

¿hace cuanto que no giras sobre tu propio eje buscando
marearte?

¿Cuándo fue la ultima ves que pateaste una botarga y
corriste?

¿hace cuanto no pasas un rato acostado en el césped
viendo las estrellas o buscando figuras en las
nubes?

¿recuerdas la ultima vez que comiste con la boca
abierta y eructaste en el restaurante solo por molestar
a tus viejos?

¿O la ultima ves que jugaste al yo-yo con tu
saliva?

¿ cuanto tiene que no corres a lo loco por el centro
comercial por que sabes que pensaran que estas drogado
o estúpido por naturaleza?

Uno de estos fines d e semana tomaré el domingo para
hacer todo eso de nuevo.

También subiré a escupir de un puente, le daré un zape
al primer gordo pelón que vea en la calle, recitaré
falsas alabanzas diabólicas frente a las monjas. Me
sacaré los mocos y se los embarraré el auto del vecino
que me cae mal, entrare a misa de seis solo para
tirarme un pedo y salirme, pondré cinta de un poste al
otro de la esquina para molestar al primer conductor
que pase y aventare un cuete a la escuela a media
cuadra de mí casa.

¿ Alguien gusta acompañarme en esta ultima odisea para
crear un día inolvidable y después aceptar por fin que
somos ya adultos y seguir pensando en el futuro y sus
trivialidades?

Están cordialmente invitados

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