a meditar con Neruda
mientras tomaba un trago
con Sabina
acompañando al silencio con nuestras pipas.
nuestras palabras de nada sirvieron
y el trío de borrachos
quedamos mudos,
al oír que el silencio
tímidamente repetía
una,y otra,y otra vez,
el eco de tu voz lejana.
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